Que mala suerte la existencia de los bomberos, con lo a gusto que se está mirando para otro lado, aun a riesgo de que metan fuego al edificio donde "trabajas".
Divertida noticia, de estas que dudas si emancipar obligatoriamente a tus testículos(descojonarte) o echarte a llorar cual madalena sedienta de leche.
El escenario del crimen es un ayuntamiento, juro que no tengo nada en contra de dichas instituciones, al menos arquitectónicamente, y el protagonista de la historia, como no, un simple ciudadano aparentemente indefenso y, sin ningún lugar a dudas, con una hinchazón escrotal considerable.
Ya comentaba que hay problemas de comunicación con las administraciones publicas para el ciudadano en otra ocasión, y ahora viene este camarada sufridor y me descubre que no hay que ser ningún lingüista innovador para hacerse entender. Ni corto ni perezoso, discurre que la mejor solución a este problemilla de nada, se debe encontrar en algo más antiguo si cabe que la propia lengua. El mal denominado peor enemigo del hombre, que en este caso casi ejerce de mejor aliado del ciudadano impotente y desesperado, el fuego.
Aun así, reflexiona a tiempo y solo se queda en un intento de emular a Nerón, demostrando que tal vez el putear no le vaya a la ciudadanía y si al propio estado.
Pues nada, puedo llegar a entender a este pobre hombre. Y si no lo pensáramos demasiado, seguro que muchos desearían que estimados congéneres durmieran calentitos esta noche, o tarde, según te venga mejor el incendio. Incluido ese de la marca de colchones... Reig era?
Un Saludo.
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