domingo, 23 de marzo de 2008

oh dios mio!!!! de vuelta al curro...

Que rápido se ha ido la semana santa, vaya por dios (Nótese la fina ironía). Ya podrían haberse ensañado más con el hijo del barbas padre. Total, al final resucita y todos tan contentos y con un mes de vacaciones o lo que se tercie.

No se puede considerar una vuelta a la rutina, puesto que mi vida ha cambiado mucho ultimamente. Veremos como sale esta nueva rutina con la que me toca convivir. Aun así, creo que se está cocinando un nuevo yo mientras me mentalizo de que hay que echar muchas horas de curro para tener un sueldo medio decente en este agujerito del sur. El tiempo pone a cada uno en su lugar y a mí me tiene reservado el mejor de los sitios para verte caer.

Quedan cosas pendientes y sobre todo, mucho orgullo por demostrar cosas a determinada gente y luego reirme en su puta cara. Sin acritud, debe ser que el cocinero ha usado de ingredientes para este nuevo yo el doble de orgullo, cuarto y mitad de chulería y mala leche y, ¿por qué no decirlo?, una absoluta indiferencia por lo que le pase a mi prójimo.

Sin nada más que decir, un saludo.

domingo, 2 de marzo de 2008

Que azules somos todos...

Despues de estar borracho y beber litros de blues, supongo que la forma de escribir cambiará, y que el vómito que escupas en forma de cualquier conjunto de palabras será distinto a lo normal. Pues aquí estoy, borracho de fiesta old school en forma de blues underground hecho desde la más sincera honestidad, olé sus huevos.

Viva la electricidad sincera y sencilla que te hace viajar hasta los jodidos años 30 y 40, cuando los bluesman eran seres misteriosos e inalcanzables que vagaban por este mundo inhóspito con la guitarra y la armónica a cuestas.

Hoy he vuelto a vivir la sensación de ser privilegiado por las pequeñas cosas. He vuelto a sentirme un ignorante feliz de descubrir la música nota a nota sin ninguna pretensión.

Gente normal, igual que tú y que yo, que solo necesitan un instrumento para expresar lo que todos tenemos dentro y nadie sabe que tiene. Gente sin nombre ni fama que hace olvidar el virtuosismo, que lo hay, y hace centrarte en expresar y vivir en comunión con lo que esté sonando, tanto por parte del que toca como del que está a la escucha.

Como los buenos blues que te dicen todo con las notas que se tocan y te dicen más aun con las notas que llenan sus silencios, lo de hoy lo describo en dos palabras: cojonudo.
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